Neika tenía abierto su baúl y ya tenía casi todo por medio, sin embargo sus compañeras de habitación eran bastantes diferentes a ella. Tenían todo ordenado y puesto en su sitio.
Neika dormía con 4 chicas más: Elisabeth Kallian, Mary Jane Hanks, Nicole Williams y Allison Harrison; que respectivamente se decían Eli, Mane, Nic y Ally.
La verdad es que a Neika no les caía nada bien, se pasaban la vida criticando a todo el mundo, haciéndole bromas pesadas a los de primero y creyéndose las diosas del mundo.
Vivienne estaba en su habitación recogiendo algunos cuantos libros y apuntes que tenía de Salem, se podía observar el envoltorio del dulce que había comido antes de dormir en la mesita de noche. Dormía junto a otras 3 chicas algo calladas, pero de buena convivencia.
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Ya se habían reunido todos en el Gran Comedor.
Neika se sentó junto a Harry, Ron, Hermione, Robert y Lucian en su mesa de Gryffindor y Katherin y Vivienne la imitaron.
- ¿Qué tal? – Preguntó alegremente la chica de pelo corto negro, con una sonrisa en su cara.
Todos se percataron de un ruido que provenía de la entrada del Gran Comedor, 4 chicas entraron gritando y riéndose a carcajadas estúpidamente, Neika las reconoció en seguida: eran sus compañeras de habitación.
Se oyó un sollozo. Una de las chicas que habían entrado, le había tirado a la cabeza a una alumna de primer curso de Hufflepuff un dulce del desayuno. Éstas cuatro reían sin compasión alguna, mientras la señalaban.
- ¿Pero qué...? – Comenzó Neika poniéndose de pie de un salto y apretando los puños, pero Vivienne la cogió de la muñeca para pararla.
Las chicas se percataron de que ésta se había levantado en dirección hacia ellas, así que se quedaron mirándola; mientras cuchicheaban y se reían.
Harry, Hermione y todos los de la mesa se levantaron para ir hacia Neika y que no se metiera en problemas, pero ella les adelantó y ya estaba levantando la mano para pegarles a alguna de ellas.
El Gran Comedor quedó en silencio en unos segundos, todos se inmovilizaron mirando la escena y sólo se escucho el pequeño grito que exclamó Elisabeth mientras se cubría con las manos.
Draco, que estaba sentado justo al lado de ellas, se levantó rápidamente y cogió a Neika por la cintura antes de que pudiera hacer nada de lo que pudiera arrepentirse, sosteniéndola en el aire.
- ¡Oh, Draco! Si no llega a ser por ti... No sé lo que nos hubiera hecho – Exclamó en tono de victimismo Mary Jane.
Éste luchaba contra las patadas que Neika daba al aire, para que éste la soltara.
Al fin pudo controlarla y la dejó en el suelo, pero Neika empezó a llorar desconsoladamente en el suelo, arrodillada... Draco la abrazó inconscientemente.
- Draco... – Comenzó Nicole.
- ¡FUERA! – Gritó Malfoy con odio y enfurecimiento en su mirada.
Todos se asustaron por el grito de Malfoy y se echaron a un lado. Hasta Harry y todos los demás observaban la escena; perplejos, viendo a Neika llorando en el suelo y a Draco abrazándola.
- ¿Az... kaban? – Repitió Ron en un susurro a Katherin.
Ésta lo miró con cara de no saber que contestar.
- Bueno... Es lo que le cuentan... No se sabe – Respondió Vivienne para que no le dieran más vueltas al asunto.
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Neika se pasó las clases con aspecto triste y cara de enfado, aún se le notaban los ojos rojos y brillantes de haber llorado.
- ¿Alguien tendrá que preguntarle que le pasa, o si está bien, no? – Preguntó Harry acercándose hacia ella, pero Robert puso una mano sobre el hombro de Harry y lo paró en seco.
- No, déjala – Respondió – Tiene mal genio.
Estaban en los jardines de Hogwarts. Neika se levantó de golpe y se dispuso a caminar.
- ¿A dónde vas? – Preguntó Hermione precipitadamente.
Neika paró en seco y a los chicos se les puso el vello de punta, no sabían que reacción podía tener.
- A... – Comenzó mientras los otros la miraban - ...Al lago a dar un paseo.
Y se marchó con paso ligero pero decaído.
Neika iba andando con los brazos cruzados, como si estuviera abrazándose o tuviera frío... Los alumnos se le quedaban mirando, porque la recordaban de lo que había liado a la hora del desayuno en el Gran Comedor; pero ya no le daba la más mínima importancia a aquellas miradas.
Por fin salió por la puerta que daba al Gran Lago y se dirigió hacia él. Anduvo hasta cerca de la orilla y se sentó abrazando sus piernas.
Sintió que alguien se sentó a su lado. Giró su cabeza y lo miró y para su sorpresa era Draco.
- ¿Qué haces tú aquí? – Preguntó con un tono autoritario, pero en el que se notaba la tristeza, mientras que giraba su cabeza hacia el otro lado.
- Nada... Sólo quería ver como estabas... – Susurró seranamente.
- Ah... Pues bien – Contestó cortante.
- Cuéntamelo – Dijo.
- ¿Contarte el qué? – Exclamó con un tono de enfado.
- ¿Por qué te pusiste así? – Preguntó recordando lo que ocurrió.
Neika se le quedó mirando con enfurecimiento, pero luego agachó su cabeza y dejó de fruncir el ceño.
- Gra... Gracias por ayudarme – Murmuró intentando esquivar su pregunta.
- De... De nada... – Contestó sonrojándose y quiso cambiar de conversación – Mmm... comprendo que no me quieras contar el por qué... No empezamos muy bien...
Neika no contestó, seguía con la cabeza agachada.
- Pero tranquila... Yo estoy aquí para cuidarte... – En ésta última palabra Draco se enrojeció mucho más, de nuevo; le salió inconscientemente como aquel abrazo que le dio a Neika cuando ésta estaba llorando.
- Mis... Mis padres no sé quienes son – Empezó – Algunos dicen que murieron, y otros dicen que están encerrados en Azkaban por asesinato...
Neika levantó lentamente la cabeza y se notaba un pequeño rubor también en sus mejillas, a la vez que Draco la miraba fijamente.
- Gracias... Por escucharme – Dijo, pero esta vez con una amplia sonrisa en su cara. Ya no sentía ese amargo sentimiento de tristeza y se sentía alegre.
- Emm... Mmm... Creo que... McGonagall te estaba buscando – Cambió cortantemente Draco mientras miraba hacia otro lado y se arrascaba la nuca.
Neika se abalanzó sobre él, dándole un abrazo. Éste se quedó inmóvil, no sabía como reaccionar. Así que Neika se separó de él, volvió a dedicarle una sonrisa y se fue con paso alegre.
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- Me han informado de tu pelea esta mañana – Comenzó McGonagall en clase de Transformaciones con Neika de pie al otro lado de su escritorio.
- Err... Sí... Lo siento mucho, profesora – Se excusó.
McGonagall la miró con cara estricta, pero a la vez con una mirada maternal.
- Bueno... Te hemos asignado una habitación con la señorita Hermione Granger – Explicó.
- ¿Eh? – Exclamó la joven chica.
- Sí... Debido a que sabemos que las señoritas Harrison, Williams, Kallian y Hanks duermen en su habitación ¿No? -
- Sí, profesora –
- Bueno, pues lo dicho... A partir de ahora dormirás con la señorita Hermione Granger en la habitación de las prefectas. –
Neika sonrió.
- Bueno, venga... De nada – Contestó sin darle importancia.